No es el sector, eres tú
Oigo demasiado a menudo que los negocios ya no son como antes, que los sectores económicos ya no son lo que eran. Y eso vale para muchos sectores de la economía española: el farmacéutico, el textil, el auxiliar de la automoción, la cosmética y perfumería, el químico, el alimentario, etc., etc.; es decir, tantos y tantos sectores, probablemente todos.
No sé porqué, pero me parece que el problema no son los sectores y sus circunstancias, sino los empresarios.
Es obvio que en los últimos 20 ó 30 años han cambiado radicalmente las circunstancias de todos los sectores, porque el mundo ha cambiado, se ha hecho más pequeño, se ha hecho más parecido, se ha hecho en una palabra que está de moda: más global.
¿Y qué ha pasado con nuestros empresarios? Que muchos de ellos siguen siendo pueblerinos (si se me permite el atrevimiento); la globalidad les asusta, les impone, y, me atrevería a decir que, al menos a aquellos de más edad, ni siquiera les interesa.
¿Pero qué va a ser de nuestras empresas entonces?
¡Necesitamos urgentemente una nueva generación de empresarios! Sólo ellos pueden salvar lo que queda, si llegan a tiempo. Necesitamos empresarios jóvenes que entiendan la dinámica de este nuevo siglo, que no se aferren al pasado y a sistemas y procedimiento obsoletos, que piensen en el mundo, que sean globales, que viajen, que hablen fluidamente inglés
Las situaciones de antaño en las que algunos empresarios consiguieron altos márgenes gracias a irregularidades del mercado (sin añadir apenas valor) están acabadas, y no se volverán a producir. Ahora el margen hay que ganárselo a base de moverse continuamente, de aportar innovación, con imaginación y asumiendo más riesgos que los competidores, con agallas y con inteligencia al 50%. Hay que viajar y hay que escuchar a los clientes, y abrir el capital, y tratar adecuadamente a los empleados, implicándolos en el proyecto.
¡O cambian nuestros empresarios o desapareceremos del mapa!
¡Demos paso a las nuevas generaciones! ¡Ya!