Y así les va.
Muchos directivos solo se preocupan de la cuenta de resultados. Y a veces ni eso.
Son pocos los que se miran el balance y se preocupan de optimizarlo, de mantenerlo equilibrado.
Hace poco hemos visto como algunos bancos medianos norteamericanos entraban en crisis. Tenían pasivos exigibles, líquidos (depositantes que les podían su capital) y activos a largo plazo (bonos del Estado que vencían a años vista). La subida de los tipos de interés provocó una tormenta perfecta: los depositantes exigían mayor remuneración o se llevaban su dinero (y así empezó a pasar); y para hacer frente a esa salida de fondos, los bancos habían de vender sus bonos, pero asumiendo grandes pérdidas, porque la subida de tipos los había hecho perder parte de su valor.
Un ejemplo claro de mala gestión financiera. ¡Y que eso pase precisamente en un banco…!
En cualquier empresa, y en un banco más aún, los activos y pasivos han de estar equilibrados, y el riesgo que asuman ante una subida de tipos de interés ha de ser similar.
No se pueden tener activos ilíquidos (activos no corrientes, como inmuebles, máquinas, utillajes, etc.) y pasivos líquidos (como deuda bancaria con vencimiento a corto plazo). O activos invertidos a tipos de interés fijos y pasivos pagados a interés variable. No podemos tener cuenta a cobrar en euros y a pagar en dólares. O viceversa. Y si lo hacemos, hemos de contratar medidas de cobertura, seguros.
En cualquier balance hay un concepto que es el fondo de maniobra, que ha de ser positivo. El fondo de maniobra es la parte de los recursos exigibles a largo plazo (el capital, las reservas y la deuda a largo plazo) que excede de los activos invertidos a largo plazo (en general los activos no corrientes: inmuebles, maquinaria, vehículos, etc.). Ese fondo de maniobra que nos queda nos da seguridad. nos sirve para financiar el capital circulante, que es aquellos activos corrientes (los stocks y las cuentas a cobrar) que no podemos financiar con el crédito que nos dan los proveedores.
Si el fondo de maniobra excede al capital circulante, rebosamos de tesorería. Si no es suficiente, hemos de buscar financiación a corto plazo, lo que se suele llamar financiación de circulante.
Las empresas, que son muchas, que NO tiene fondo de maniobra, y que se ven obligadas a financiar los activos a largo plazo con deuda a corto plazo y a abusar de la financiación de circulante, son empresas que más pronto o más tarde tienen problemas de supervivencia. La subida de tipos de interés (como ahora) o la restricción del crédito bancario (como ahora) las estrangula.
Hay que tomar nota y prestar más atención de esos dos conceptos clásicos pero a veces olvidados: fondo de maniobra y capital circulante.