La situación de la economía mundial es muy preocupante. Los problemas surgen de donde menos te lo esperas. Por ejemplo, de China.
El segundo trimestre del año, la segunda economía mundial creció solo un 0,4%, lo que es poquísimo en un país acostumbrado a crecimientos por encima del 5%.
Como dato aislado podríamos decir que no es tan malo, si lo ponemos en el contexto mundial actual y lo comparamos con el crecimiento de la primera economía, EEUU, que tuvo un decrecimiento en el mismo trimestre. Pero el problema de China es que su sector inmobiliario está inmerso en una grave crisis. Una crisis que viene de lejos, y que se destapó con la quiebra de la gigantesca promotora Evergrande. Y que se ha contagiado, como si fuera un nuevo virus, a todo el sector.
Leo en el portal Seeking Alpha (al que recomiendo a mis lectores que se suscriban) que en el último mes los 100 principales promotores inmobiliarios chinos han visto caer sus ventas un 40%, lo que abona los peores presagios sobre un sector muy endeudado y acostumbrado a fuertes crecimientos y a vender los pisos sobre plano.
Por si fuera poco, los compradores que están pendientes de que se les entreguen sus pisos, y que pagan sus hipotecas desde el momento en que encargan el piso, han empezado a dejar de pagar las cuotas ante la perspectiva de que sus pisos se entreguen tarde o no acaben de serles entregados. Un boicot que preocupa y mucho a las autoridades chinas, poco acostumbradas a las protestas sociales.
El gobierno chino ha salido al rescate, pero no de las inmobiliarias, sino que lo ha hecho poniendo en manos de los ayuntamientos la búsqueda de una solución. Les ha abierto una linea de crédito de 150.000 millones de dólares, para que se hagan cargo de la finalización de las obras, pero surgen dudas de que sean capaces de hacerlo y de cómo se va a resolver el problema de las quiebras generalizadas de promotoras y el impacto social de las deudas que arrastran. Además, esos mismos ayuntamientos ya están muy endeudados, y lo van a estar más porque sus finanzas van a estar negativamente impactadas por el frenazo en las ventas de pisos.
En conclusión, una huida hacia adelante que hace prever un futuro turbulento en la economía china en los próximos meses.
Habrá que estar al tanto, porque la posibilidad de una crisis económica en paralelo entre China y Estados Unidos es un escenario desconocido, del que sería preferible huir.
Por otro lado, muchos se preguntan cuándo va a acabar el “milagro chino”, y también se cuestionan hasta cuándo se mantendrá la actitud sumisa de la población, que hasta ahora acepta un sistema de partido único a cambio del continuo ascenso social y económico que los ha llevado a ser la segunda potencia mundial.
Los chinos van a empezar a preguntarse si la máquina de creación de riqueza se está agotando…
Parece mentira que estos negocios, que son una estafa piramidal, se repitan continuamente en el mundo. Hacen mucho daño a la reputación empresarial. Las administraciones públicas deberían actuar antes.
… Y los chinos también empiezan a negarse a pagar las cuotas al visionar lo peor. Llama la atención lo poco habitual que es ver “rebeliones” de protesta en China.
Una empresa con un modelo de negocio perverso: compraba terrenos, construía allí propiedades y las revendía. Lo normal es que la venta de bienes inmuebles financie la compra de nuevos terrenos. Sin embargo, los proyectos de Evergrande se multiplicaron y dado que las ventas no eran suficientes para financiar el enorme crecimiento, se financiaban en forma de préstamos, bonos y grandes pagos iniciales de los clientes. Pero todo era muy inestable y riesgoso al suponer que los precios seguirían aumentando por el crecimiento sostenido de la demanda. Han estado financiando su crecimiento con deuda y los bancos han estado cobrando a Evergrande las tasas de interés más altas, lo que ha empeorado el alto endeudamiento.
Es como un esquema Ponzi: cuando las autoridades han regulado la situación y han restringido los préstamos han colapsado automáticamente. No pueden endeudarse más para construir más y no pueden tampoco pagar la deuda.
Los esquemas Ponzi no son nuevos. Siempre pensamos que “esta vez será diferente”, pero la codicia nos ciega.