Paliar los efectos, pero atacar las causas
Estamos en una crisis, pero hay que discriminar entre sus efectos, más evidentes, y lo que la causó. Hoy, Día del Trabajo, oía en la radio a los secretarios generales de los dos sindicatos mayoritarios en España, y reclamaban actuaciones que no iban dedicadas ni a paliar los efectos de la crisis ni sus causas. Por ejemplo, reclamaban una mayor intervención del Estado en la economía, poniendo como ejemplo la participación del gobierno norteamericano en Chrysler, y haciéndome recordar los tiempos del régimen comunista soviético, o de la España autárquica de Franco. Creo que ese no es el camino.
Hay que atacar las causas de la crisis. Por ejemplo, en España, la regulación demasiado laxa del mercado inmobiliario, incluidos los controles públicos sobre los créditos hipotecarios. O la perversa tendencia de los ayuntamientos a financiarse con las recalificaciones de terrenos. Yendo más a fondo, la ineficiencia administrativa, o el fracaso escolar, o el insuficiente apoyo a los empresarios, o la estrechez del mercado de vivienda en alquiler, o la persistencia de sectores oligopolísticos, por decir unos cuantos.