PPP: Public Private Partnership (Colaboración Público-Privada)
Las administraciones públicas se enfrentan al dilema de unas demandas sociales crecientes, de ciudadanos que quieren recibir servicios públicos eficientes y disponer de infrastructuras puestas al día, como contrapartida a sus impuestos, y, por otro lado, la presión de los requisitos de equilibrio económico que exigen reducir el déficit público y limitar la deuda pública en relación al PIB.
Las empresas en general, y en espacial las del sector de la construcción, están obligadas a buscar nuevas líneas de negocio que les permita mantener sus niveles de actividad, y así poder seguir proporcionando valor a sus accionistas y empleados. A veces, la fórmula clásica de negocio se agota: se reducen los contratos puros de construcción de obra pública, o las puras concesiones de servicio.
En ese contexto, está tomando cada vez más fuerza la fórmula del PPP (Public Private Partnership, o colaboración público-privada). Se trata de que la inciativa privada asuma una obra pública y su explotación, participe en su financiación, y se arriesgue en relación al uso de tal obra. A cambio, le esperan los beneficios de la construcción y la explotación de la misma, si se hace bien y es útil para los ciudadanos. Y la Administración consigue cubrir una necesidad de los ciudadanos evitando o por lo menos aplazando el gasto.
En conclusión: todos felices: administración, ciudadanos y empresarios.
Las iniciativas PPP exigen mucha imaginación y un buen grado de flexibilidad por parte de las empresas y las administraciones, pero a cambio se obtienen brillantes resultados. La ley de contratos del Estado ya lo prevé. Incluso prevé que haya una empresa que proponga una obra pública en formato PPP. En los próximos años va a ser algo habitual. Y una oportunidad de negocio que no se puede perder.