Sectores en los que apostar en Catalunya y en España: ¡hay esperanza!
Los países deben apostar por un determinado posicionamiento en el marco económico mundial. Como las empresas, no pueden pretender ser líderes en todos los sectores económicos. Han de estudiar sus puntos fuertes y explotarlos, y centrarse en aquello en lo que tengan una oportunidad de destacar. Hacer las cosas de forma mediocre, sin destacar en nada, es la antesala de la pobreza.
En España hay algunos sectores, creo, que merecen una apuesta, y en los que los ciudadanos españoles debemos depositar nuestras esperanzas de crecimiento, riqueza y empleo. En mi opinión esos son los siguientes:
El turismo. Somos una potencia mundial, y hemos de mantener la posición de liderazgo. La perderemos si nos dormimos en los laureles. Además, hay que poner al día la oferta, dándole un contenido que vaya más allá del sol y playa. Se está haciendo, pero hay que seguir trabajando. Un dato evidente es la calidad de nuestra oferta gastronómica.
Las energías renovables. Es algo nuevo, donde hemos avanzado mucho, pero donde queda mucho por hacer. Existe un riesgo inminente de que perdamos la inercia adquirida y una oportunidad única de tener un papel protagonista en este sector de inmenso futuro en el siglo XXI.
El desarrollo de infraestructuras. Tenemos ingenierías y constructoras excelentes que se mueven con soltura por todo el mundo, ahora más que nunca. Nuestras escuelas de ingeniería y arquitectura son magníficas. Quizás nos faltan más vocaciones. Un sólo dato esclarecedor: tenemos una de las mejores redes ferroviarias de alta velocidad del mundo.
Los servicios sanitarios y el desarrollo farmacológico. Tenemos instituciones sanitarias reconocidas mundialmente, incluido nuestro sistema sanitario público, y aunque nuestras farmacéuticas son pequeñas, están apareciendo nuevas compañías desde los viveros universitarios que son una esperanza para jugar un papel en el desarrollo de fármacos futuros.
La cultura. Empezando por el desarrollo de productos editoriales, donde tenemos una industria lider mundial gracias a nuestro idioma, y donde hay un enorme camino por recorrer si nos soltamos los complejos y asumimos la capacidad de nuestros autores y nuestras editoriales. Pero más allá de los libros somos capaces de lanzar una industria cultural de alcance global, si nos lo proponemos. Un ejemplo claro de nuestras capacidades es el sector de los videojuegos, o el de la enseñanza, con tres escuelas de negocio clasificadas entre las principales del mundo.
El sector agroalimentario. Es y debe seguir siendo un puntal de nuestra economía. Tenemos una gran capacidad y grandes productos. Se trata de que lo sepamos gestionar, devolviendo a los jóvenes al campo y, sobre todo, sabiendo integrar la producción con el marketing, sabiendo vendernos en los mercados mundiales. Nuestro vino, nuestro aceite y nuestro jamón, por citar sólo tres ejemplos, son productos con una fuerza enorme, que no han llegado a explotar el 10% de sus posibilidades.
En definitiva, las generaciones que ahora están en la cúspide de la responsabilidad de tirar adelante este país, tienen muchas oportunidades que aprovechar, si saben jugar sus cartas y trabajan duro (porque todos los países del mundo lo están haciendo, China la primera). Quizás no tenemos una gran industria ni grandes centros financieros, como lo tienen otros países, pero tenemos armas con las que seguir siendo una economía admirada y con la que mantener el nivel de vida que se merecen nuestros hijos y nietos (y que permita seguir manteniendo a nuestros abuelos).