Tiempo de fusiones, pero no será fácil
Hace unos días afirmaba que era tiempo de fusiones. Sigo pensándolo. Pero he de reconocer que una fusión no es fácil.
Ahora mismo me encuentro colaborando en facilitar una posible fusión de dos grupos españoles cuyas circunstancias los hacen idoneos para una fusión en base a los datos objetivos: complementariedad de negocios, proximidad personal de las cúpulas, complementariedad de presencias geográficas, etc.; sin embargo, en la fase de valoraciones y de fijación de los términos de la ecuación de canje han aparecido diferencias importantes.
La cuestión principal que aleja a las partes es que una de ellas considera que el pasivo circulante de la otra no es sostenible en sus niveles actuales porque la financiación que obtiene de proveedores se reducirá sensiblemente a corto plazo. Es un argumento cuando menos curioso, que yo no había oído antes en mis largos años de experiencia en el asunto. Pero sería un argumento válido si la contraparte lo aceptara. Lo malo es que me temo que no lo va a aceptar.
Así como argumentar que un determinado préstamo bancario no va a ser renovado admitiría una prueba relativamente fácil, argumentar que la financiación de proveedores (basada en un plazo de pago a 180 días) va a caer a cortom plazo (porque los proveedores impongan el pago a 90 días, por ejemplo) es algo más difícil. Sobre todo si la práctica está extendida en todo el sector, y ha sido así desde hace más de 30 años.