Un “industrial” compra Caprabo
Esta semana, una empresa de distribución (Eroski) ha comprado una de las mayores cadenas de supermercados existentes en España: Caprabo.
La compra se ha producido desbancando a otros competidores del sector, entre ellos Carrefour, y a sociedades de venture capital o de capital riesgo. En este segundo caso, demostrando que, contra lo que se dice a menudo, los industriales son capaces de competir en la compra de compañías, y de superar a los tiburones financieros del capital riesgo.
Eroski lo ha conseguido, a pesar de ser una sociedad cooperativa, demostrando que ello no es incompatible con el desarrollo corporativo a través de operaciones financieras, que exige el mundo actual cada vez más globalizado, donde las oportunidades de crecer orgánicamente hay que combinarlas con las fusiones y adquisiciones, para no perder las ventanas de oportunidad. Y lo ha hecho posible también el que Eroski forme parte del grupo cooperativo de Mondragón, integrado en MCC (Mondragón Corporación Cooperativa), aprovechando el tamaño y el prestigio de todo el grupo, y aglutinando las capacidades de gestión corporativa de una corporación multinacional diversificada.
Con este valiente movimiento, Eroski se sitúa número 3 en el sector en España, detrás de Carrefour y Mercadona.
He leído declaraciones de supuestos expertos que justifican la victoria de Eroski en que éstos, al ser cooperativa, exigen menores rentabilidades a la compra de la que exigen sus competidores capitalistas, y no creo que sea así. Sencillamente a Eroski le encaja mejor en su estrategia y en su momento estratégico la compra, cree que puede rentabilizar Caprabo mejor que lo que creían sus competidores en la puja, y además, y no es despreciable, resultaba más simpático a los actuales propietarios (las tres familias fundadoras y La Caixa), porque suponía una opción de mayor continuidad. Son valores que cuentan mucho a la hora de cerrar una operación como ésta.