¿Y si no se puede invertir en inmuebles, dónde invertimos el dinero?
Existe un consenso entre el ciudadano de a pie, e incluso entre los profesionales del sector, de que los inmuebles, las casas, los pisos, están en sus precios máximos, y que las posibilidades de obtener una plusvalía invirtiendo en los mismos, son, al menos en estos momentos, y en España, mínimas, por no decir nulas.
Aún así, se siguen comprando inmuebles como inversión, por una razón básica: los españoles en general no saben otra forma mejor de invertir su dinero.
Desconfían de los bancos y desconfían de la bolsa. Y no digamos de los vendedores de duros a cuatro pesetas, como los de Forum Filatelico o Afinsa.
En ese contexto, ¿qué va a pasar?
La magnífica evolución de la bolsa española se explica, entre otras razones, porque ya son muchos los inversores que están empezando a ver en ella una buena alternativa a los inmuebles. Probablemente es también parte de la explicación de la subida de muchas otras bolsas, incluida la amerciana y las europeas.
Pero el fenómeno es mayor aquí, porque es aquí donde se adora el becerro de oro en forma de edificio de pisos, apartamentos o locales; o mucho más en forma de solar en recalificación. En otros países las plusvalías inmobiliarias no son tan "pornográficas" como en España. Y los inversores medios están más acostumbrados a invertir en otras cosas y no sólo en el ladrillo.
Esperemos que esta vez los que inviertan en las bolsas lo hagan de forma prudente, y asesorados por buenos profesionales, y no se traslade el miedo de la burbuja de los inmuebles que hemos tenido hasta ayer, al miedo a la burbuja de las bolsas.