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La subida de tipos de interés y la incertidumbre que conlleva el entorno geopolítico actual, con el fulminante alza de precios que estamos viviendo, va a suponer un cambio de etapa en el capital riesgo.
En la nueva etapa los inversores van a ser mucho más exigentes a la hora de reclamar un retorno más claro y sobre todo más cercano, a los proyectos en los que inviertan. Ya no habrá dinero para aquellos proyectos que solo apuesten (al menos a corto plazo) por el crecimiento. Se va a exigir rentabilidad; aunque sea a costa del crecimiento.
No es algo completamente nuevo, sino que la tendencia ya se venía percibiendo en los últimos 2 o 3 años. Pero ahora va ser mucho más evidente.
Las consecuencias de ese cambio van a ser muy importantes. Muchas empresas no podrán seguir adelante; algunas muy conocidas. Para evitar morir deberán tomar medidas internas, como reducir gastos y focalizarse en los productos o negocios con mayor probabilidad de ser rentables a corto plazo; y medidas corporativas, como adquirir o fusionarse con otras empresas para ganar dimensión y poder acercarse al punto de equilibrio o incluso ponerse en rentabilidad.
Por último este cambio supondrá un impacto sobre las valoraciones, que caerán con fuerza en aquellas empresas que no sean rentables.
Por de pronto las salidas a bolsa (y ello incluye el BME Growth) se han parado en seco. Será muy difícil que el mercado acepte, como ha hecho hasta ahora, salidas de empresas que no sean rentables.
En fin, lo dicho: una nueva etapa. Tanto inversores como emprendedores deberán tomar nota.
Al capital riesgo ya no le gusta el riesgo
Muy interesante el nuevo panorama. Posiblemente muchas empresas e inversores han querido crecer demasiado deprisa pero sin una buena base y con una velocidad y alcance de crecimiento para los que no se estaba preparado.
Tengo guardadas cuatro categorías de preguntas para determinar si una startup está preparada para crecer con éxito. Son del profesor Tom Eisenmann, de la Harvard Business School:
¿PREPARADA?
¿Tiene la startup un modelo de negocio probado?
¿Es su mercado lo suficientemente grande como para seguir creciendo?
Cuando comienza a escalar, ¿Tiene un margen de beneficio lo suficientemente alto como para soportar una contracción de precio-costo si es más difícil atraer nuevos clientes?
¿CAPAZ?
¿Puede la startup acceder a los recursos humanos y de capital necesarios para expandirse rápidamente?
¿Puede capacitar a un gran número de nuevos trabajadores y coordinar sus esfuerzos?
¿DISPUESTA?
¿Están los fundadores ansiosos por hacer crecer su negocio?
¿Avanzará al hacerlo su visión original?
¿Están dispuestos a incurrir en la dilución del capital social que conlleva la obtención de una gran cantidad de capital de riesgo?
¿Arriesgarse a ser despedido, ya que los inversores toman el control de la junta de la startup; y sufrir el precio que las largas jornadas laborales cobran en las relaciones personales?
¿IMPULSANDO?
¿Tiene la startup rivales agresivos?
¿Está en riesgo de despertar a "dragones dormidos"? (se refiere a importantes empresas establecidas que pueden querer aprovechar la nueva oportunidad.
¿Los poderosos efectos de red, los altos costos de cambio y las fuertes economías de escala provocarán a los competidores a perseguir un "land grab" (acaparamiento de tierras)?
Es importante enfatizar que estas preguntas no se realizan una sola vez. Teniendo en cuenta la dinámica del mercado y el desempeño de las empresas, los empresarios deben revisar las preguntas a intervalos regulares, digamos, trimestralmente.
¡Muchas gracias Paco por tus buenos posts!