Aunque el caos climático, como he remarcado en mis dos últimos post es el elemento de incertidumbre principal en estos momentos, y yo diría que afecta a todos los demás, voy a seguir comentando los demás elementos.
El segundo que citaba en mi post del 12 de agosto es el envejecimiento de la población en Europa y algunos países del Asia, como Japón y en menor medida la propia China, debido principalmente a las bajas tasas de natalidad y, en el caso de Europa, en parte mitigado por el imparable flujo inmigratorio.
Las proyecciones de población en la mayoría de países europeos, y en especial en España o Italia, prevén un considerable descenso, aún contando con la llegada masiva de inmigrantes.
El resultado de ese fenómeno es que Europa será cada vez menos influyente en el contexto mundial, y sufrirá cambios estructurales, de carácter social y económico, que no será fácil superar. Estamos hablando de caídas del consumo, de falta de mano de obra cualificada, de cierre de negocios familiares, de abandono de explotaciones agrícolas, de desertización de las zonas rurales, de impactos culturales de difícil gestión, como la llegada del islamismo o de las bandas latinas importadas de Centroamérica, entre otros fenómenos.
Y en el ámbito de lo público, una saturación de los servicios sanitarios y sociales, y un pronunciado déficit público: menos ingresos y más gastos.
No es extraño que, en ese contexto, las parejas se pregunten: ¿si tenemos hijos, en qué país vivirán? Es difícil encontrar una respuesta, y eso genera un círculo vicioso, porque la tasa de natalidad no va a subir, sino a bajar. Y no baja más porque los inmigrantes censados tardan en entrar en la rueda y mantienen un tiempo la natalidad alta que traen de sus países de origen.
Y aunque es Europa quien lidera la baja natalidad, y hay países, en otros continentes que aún tienen una alta natalidad (en especial en África), la tendencia global es que la natalidad se frene. De hecho, hay estudios que sitúan el pico de la población mundial en el horizonte de 2050.
La mejora económico-social y el acceso a los métodos anticonceptivos es imparable y cada año alcanza a más países.
En cualquier caso, ese envejecimiento de las economías desarrolladas junto al fracaso de muchos países en África, América Latina o Asia, junto al caos climático, hace que la avalancha de migrantes sea imparable en América (en las fronteras de Estados Unidos y Canadá), en Europa (prácticamente en todos los países, pero en especial en el Sur) y en Asia (por ejemplo en las fronteras de Arabia Saudita, donde hoy mismo nos enteramos que sus policías matan sin miramientos a los migrantes de Yemen que intentan cruzar sus fronteras meridionales).
El resultado de todo ello es que los países desarrollados (Europa, Estados Unidos, Canadá…) son países cada vez más multiétnicos y multiculturales, generando un esfuerzo enorme de adaptación tanto a los recién llegados como a los autóctonos, y creando un caldo de cultivo perfecto para el auge que está experimentando la ultraderecha en la mayoría de ellos. ¿Adonde nos llevará esa tendencia política? Los recuerdos del nazismo y el fascismo aún están presentes en las mentes de los ciudadanos de una cierta edad. Una incertidumbre más. Un miedo más…
Será interesante ver la evolución de los países emergentes y en qué medida van ocupando las primeras filas de la competencia mundial y su crecimiento continúe siendo mayor a las economías más desarrolladas. Los países emergentes eran considerados del tercer mundo hace pocos años y donde prácticamente no existían a nivel empresarial y profesional.
Gracias a la conectividad y a la globalización han tenido acceso a la información con la consecuencia de mejorar su capacidad de competir. Además los países emergentes son muy poblados y han empezado a inundar los mercados de ingenieros, científicos, empresarios y también trabajadores de niveles más básicos, con muchas ganas de trabajar y con sueldos más bajos.
También será interesante ver cómo los mercados de estos países emergentes ofrecen oportunidades para las empresas del mundo y de las españolas.