Antes los países del mundo se dividían en dos: subdesarrollados y desarrollados. Los países desarrollados eran el motor de la economía mundial. Sus tasas de producción y de consumo eran el carburante que hacía que todo le moviese. Las familias se compraban casas, coches, televisores, y todo lo que les ofrecía la sociedad de consumo. Trabajar al máximo para ganar el máximo era la consigna que recibía todo joven que entraba en el mercado laboral. No importaban los horarios ni las condiciones, si la paga era buena. Todo valía con tal de acceder a un pisito, a un buen coche y a poder ser a un apartamentito en la playa.
La hora del post desarrollismo
La hora del post desarrollismo
La hora del post desarrollismo
Antes los países del mundo se dividían en dos: subdesarrollados y desarrollados. Los países desarrollados eran el motor de la economía mundial. Sus tasas de producción y de consumo eran el carburante que hacía que todo le moviese. Las familias se compraban casas, coches, televisores, y todo lo que les ofrecía la sociedad de consumo. Trabajar al máximo para ganar el máximo era la consigna que recibía todo joven que entraba en el mercado laboral. No importaban los horarios ni las condiciones, si la paga era buena. Todo valía con tal de acceder a un pisito, a un buen coche y a poder ser a un apartamentito en la playa.