Pymes: el demonio está en casa
Los factores internos pesan más que los externos en el devenir de las empresas
En mi experiencia profesional como directivo y principalmente como consultor, he podido constatar que las empresas que fracasan suelen hacerlo mayoritariamente porque arrastran problemas internos o deficiencias de gestión en general que no saben o no pueden (o no quieren) resolver. Y las más exitosas no son las que consiguen hacer un gran descubrimiento o tienen un gran acierto con sus productos, sino las que se mueven hacia adelante sin lastres internos que los frenen y aplicando el sentido común y un mínimo de rigor en su devenir diario. ¡No hace falta tener un master de Harvard!
Leo que la causa de la desaparición de una empresa solo es externa en un 10% de los casos, y me lo creo.
Seguro que mis lectores coinciden con este diagnóstico y tienen múltiples ejemplos que lo corroboran.
Yo voy a mencionar dos casos que he vivido recientemente.
El primero es el de la firma de instalación de placas solares que contraté para mi casa. Es una firma de instalación de placas solares en edificios que ahora mismo está creciendo a tasas vertiginosas (como todo el sector), y que hace firmar a sus clientes un contrato donde garantiza una producción anual de kwh, asumiendo la indemnización al cliente en caso contrario. En mi caso, en 2022, esa producción no se alcanzó, por causas claramente atribuibles a la empresa, pero aunque hasta ese momento eran un ejemplo de gestión y atención al cliente, les ha costado aceptar que debían indemnizarme, y de hecho aún no lo han hecho.
No es una excepción. Las empresas no entienden que hay que alinear su propuesta de valor con su contrato con el cliente, con el producto o servicio que entregan y con la atención al cliente posterior. Es fácil de entender, pero es poco habitual que las empresas lo cumplan. Esa falta de alineamiento es la causa del hundimiento de muchas empresas. Y más en estos tiempos, en los que es muy fácil ofrecer propuestas de valor impactantes, pero parece que es muy difícil respetarlas. Todos lo estamos sufriendo todos los días como compradores. Tanto en el ámbito B2C como en el B2B.
Otro ejemplo: El taller donde reparo mi auto me presenta su factura cada 6 meses, a pesar de que se la reclamo cada vez que me hace un trabajo. Al final dejo de reclamarla. No entienden que no presentar la factura a tiempo al cliente no es hacerle un favor. Al contrario, es una práctica que incentiva la morosidad. Muchas pymes no lo entienden.
En fin, podría poner más ejemplos, pero creo que el problema se entiende.
Howard Schultz, fundador de Starbucks Coffee Company, decía que el cliente no es una transacción, es una conexión. Haz un cliente, no una venta. Es lo perdurable. Y es que el buen servicio seguramente no sea el único factor para ganar clientes, pero el mal servicio por indiferencia y mala atención es la principal causa por la que se pierden clientes.
Coco Chanel, la gran diseñadora francesa decía que si eres uno más, eres uno menos. Aún recuerdo esa vez que olvidé el teléfono móvil en un restaurante. Me di cuenta cuando estaba de vuelta en casa. Llamé al restaurante y lo tenían en su poder. La sorpresa fue que me lo enviaron a casa con un mensajero con coste a su cargo. Era un restaurante pequeño y no era de los caros en absoluto, pero no es un restaurante más.