Quizás tienes razón, Juan Pablo. La calidad de la educación, en general, deja mucho que desear. Eso lo vemos todos los días cuando incorporamos a nuevo talento en nuestras empresas. Tampoco ayuda la política de aprobado para todos. Pero aún así creo que quienes se esfuerzan por sacar lo mejor de sí mismos, ¡y se arriesgan! (es decir, no se acomodan, ni se resignan), pueden tener la oportunidad de subirse al ascensor social. De hecho, creo que algo de esto ya se daba en mis tiempos. El título costaba más, es verdad, pero no bastaba para ascender. También entonces había licenciados universitarios que no subían al ascensor.
Cuanto más conozco de ti más me sorprende de tu trayectoria personal/profesional. Sin duda de admirar.
Respecto a la cuestión planteada coincido con todos y cada uno de los argumentos que indicas. Nunca ha sido más accesible la educación y de la mejor con el acceso on line a prestigiosos centros de todo el mundo, en mucho casos casi gratuita. Yo veo que en general la vida cómoda y la falta de anteponer el sacrificio como algo necesario para alcanzar metas, lleva a vivir el día a día de la mejor forma posible dentro de la sociedad hiper consumista actual. Lo que se obtiene facil no se valora.
Si además las mejores aspiraciones de multitud de jóvenes pasan por llegar a ser famosos you tubers, influencers y demás oficios a desarrollar en el metaverso, algo muy grave ocurre que sin duda llevará a la decadencia de la sociedad que hasta ahora hemos conocido. No digamos ya de la falta de valores y de respeto que se inculca desde la clase política, dirigentes y líderes sociales. Feliz 2023.
Creo que el actual ascensor social tiene un sistema de tracción distinto al del siglo pasado y exige una energía al menos igual de importante.
Este nuevo sistema de tracción está basado en internet y las nuevas tecnologías que facilitan el acceso al conocimiento mundial y a redes de innovación con todo lo que ello supone independientemente de tu origen, condición social, dinero o cualquier entorno difícil en que una persona se pueda encontrar y que en otra época hubiera dificultado cualquier tipo de éxito.
Sin embargo, el ascensor necesita mucha energía proporcionada por la perseverancia, el talento, la determinación, la competitividad, el esfuerzo y el sentido de hacerse responsable por los resultados que una persona obtiene.
Pero a la gente joven hay que animarla. Sin darnos cuenta y sin mala fe muchas veces bombardeamos con malas noticias y crisis de todo tipo que provocan en la juventud desánimo y falta de ilusión que, en lugar de percibir las enormes oportunidades y el magnífico potencial de desarrollo que tienen ante sí, les provoca un efecto desmoralizante.
Hay oportunidades para jóvenes y no tan jóvenes. Los cambios de época siempre traen confusión y ruido, pero hay que entender que se está gestando un nuevo mundo que será para los que sepan subirse en él.
Por ejemplo, leí una estadística reciente del todavía pequeño porcentaje de jóvenes que dominan el inglés en España. Esto hay que superarlo porque el mundo es más global que nunca. Subir por el ascensor ya no será cuestión de tener, sino de ser y de hacer. De actitud y de ponerse en acción. De evitar la comodidad, saber concentrarse y trabajar duro con objetivos claros.
Yo creo, amigo mío, que el ascensor social está roto, pero por un motivo que no expones.
Antes, unos estudios universitarios eran algo muy serio. El hijo de un zapatero podía estudiar una carrera (o dos) a base de mucho esfuerzo y subir en la escala social.
Hoy en día cualquier puede conseguir un título universitario sin demasiado esfuerzo, eso ha hecho que haya perdido su valor, y ha roto el ascensor social.
Si tanto el hijo del ingeniero como el del obrero pueden conseguir una ingeniería ¿Cuál de los dos conseguirá trabajo de ingeniero y cual servirá hamburguesas en un Mc’Donald?
Coincido totalmente, Ferrán.
Felices fiestas!
👍
Disculpad mi despiste: ¡cumplí 16 años en 1970!
¡Me han fallado las matemáticas!
Quizás tienes razón, Juan Pablo. La calidad de la educación, en general, deja mucho que desear. Eso lo vemos todos los días cuando incorporamos a nuevo talento en nuestras empresas. Tampoco ayuda la política de aprobado para todos. Pero aún así creo que quienes se esfuerzan por sacar lo mejor de sí mismos, ¡y se arriesgan! (es decir, no se acomodan, ni se resignan), pueden tener la oportunidad de subirse al ascensor social. De hecho, creo que algo de esto ya se daba en mis tiempos. El título costaba más, es verdad, pero no bastaba para ascender. También entonces había licenciados universitarios que no subían al ascensor.
Buenas Paco.
Cuanto más conozco de ti más me sorprende de tu trayectoria personal/profesional. Sin duda de admirar.
Respecto a la cuestión planteada coincido con todos y cada uno de los argumentos que indicas. Nunca ha sido más accesible la educación y de la mejor con el acceso on line a prestigiosos centros de todo el mundo, en mucho casos casi gratuita. Yo veo que en general la vida cómoda y la falta de anteponer el sacrificio como algo necesario para alcanzar metas, lleva a vivir el día a día de la mejor forma posible dentro de la sociedad hiper consumista actual. Lo que se obtiene facil no se valora.
Si además las mejores aspiraciones de multitud de jóvenes pasan por llegar a ser famosos you tubers, influencers y demás oficios a desarrollar en el metaverso, algo muy grave ocurre que sin duda llevará a la decadencia de la sociedad que hasta ahora hemos conocido. No digamos ya de la falta de valores y de respeto que se inculca desde la clase política, dirigentes y líderes sociales. Feliz 2023.
Creo que el actual ascensor social tiene un sistema de tracción distinto al del siglo pasado y exige una energía al menos igual de importante.
Este nuevo sistema de tracción está basado en internet y las nuevas tecnologías que facilitan el acceso al conocimiento mundial y a redes de innovación con todo lo que ello supone independientemente de tu origen, condición social, dinero o cualquier entorno difícil en que una persona se pueda encontrar y que en otra época hubiera dificultado cualquier tipo de éxito.
Sin embargo, el ascensor necesita mucha energía proporcionada por la perseverancia, el talento, la determinación, la competitividad, el esfuerzo y el sentido de hacerse responsable por los resultados que una persona obtiene.
Pero a la gente joven hay que animarla. Sin darnos cuenta y sin mala fe muchas veces bombardeamos con malas noticias y crisis de todo tipo que provocan en la juventud desánimo y falta de ilusión que, en lugar de percibir las enormes oportunidades y el magnífico potencial de desarrollo que tienen ante sí, les provoca un efecto desmoralizante.
Hay oportunidades para jóvenes y no tan jóvenes. Los cambios de época siempre traen confusión y ruido, pero hay que entender que se está gestando un nuevo mundo que será para los que sepan subirse en él.
Por ejemplo, leí una estadística reciente del todavía pequeño porcentaje de jóvenes que dominan el inglés en España. Esto hay que superarlo porque el mundo es más global que nunca. Subir por el ascensor ya no será cuestión de tener, sino de ser y de hacer. De actitud y de ponerse en acción. De evitar la comodidad, saber concentrarse y trabajar duro con objetivos claros.
¡Lo mejor Paco para el próximo año!
Yo creo, amigo mío, que el ascensor social está roto, pero por un motivo que no expones.
Antes, unos estudios universitarios eran algo muy serio. El hijo de un zapatero podía estudiar una carrera (o dos) a base de mucho esfuerzo y subir en la escala social.
Hoy en día cualquier puede conseguir un título universitario sin demasiado esfuerzo, eso ha hecho que haya perdido su valor, y ha roto el ascensor social.
Si tanto el hijo del ingeniero como el del obrero pueden conseguir una ingeniería ¿Cuál de los dos conseguirá trabajo de ingeniero y cual servirá hamburguesas en un Mc’Donald?