Nos guste a los españoles o no, estamos condenados a alinearnos al máximo con los países fuertes del euro, tomando para ello las medidas estructurales necesarias que hagan posible reequilibrar nuestras cuentas públicas y mejorar la competitividad de nuestras empresas.
Un proceso imparable
Nos guste a los españoles o no, estamos condenados a alinearnos al máximo con los países fuertes del euro, tomando para ello las medidas estructurales necesarias que hagan posible reequilibrar nuestras cuentas públicas y mejorar la competitividad de nuestras empresas.