La lectura de un artículo reciente en la versión digital del Mckinsey Quarterly (Managing your organization by evidence, de Leslie, Loch y Schaninger), me ha venido a reafirmar en mi idea (y la de otros muchos) de que el éxito en las empresas no depende sólo de un factor, sino de la correcta combinación de un conjunto de buenas prácticas. Que no basta con ser excelente en una sola cosa, si no se es suficientemente bueno en otras elementales. En ese sentido, el artículo citado comenta que, por ejemplo, los consultores suelen cometer dos errores que imposibilitan el éxito de su consulta, o lo hacen efímero: 1.Asumen que las empresas ya poseen (o que desarrollarán por si mismas), los apoyos complementarios que toda terapia organizacional de choque requiere. Como en el cuerpo humano, cualquier intervención desencadena reacciones sucesivas en el sistema; y si esas reacciones fallan, la terapia no consigue el efecto deseado. Incluso, a veces, puede traer perniciosas consecuencias imprevistas. 2.Suelen preferir el lanzamiento de proyectos que inciden sobre un único tema, grande y visible, antes que hacerlo sobre una combinación de pequeñas iniciativas, más pequeñas y modestas. Los modelos de gestión no tienen éxito si pretenden basarse en un único elemento, en una especie de receta mágica. No hay recetas mágicas. O si que las hay, pero éstas no se basan en un único condimento, sino en la combinación de una serie de ellos, entre los que hay algunos que no pueden faltar.
La receta del éxito tiene un poco de todo
La receta del éxito tiene un poco de todo
La receta del éxito tiene un poco de todo
La lectura de un artículo reciente en la versión digital del Mckinsey Quarterly (Managing your organization by evidence, de Leslie, Loch y Schaninger), me ha venido a reafirmar en mi idea (y la de otros muchos) de que el éxito en las empresas no depende sólo de un factor, sino de la correcta combinación de un conjunto de buenas prácticas. Que no basta con ser excelente en una sola cosa, si no se es suficientemente bueno en otras elementales. En ese sentido, el artículo citado comenta que, por ejemplo, los consultores suelen cometer dos errores que imposibilitan el éxito de su consulta, o lo hacen efímero: 1.Asumen que las empresas ya poseen (o que desarrollarán por si mismas), los apoyos complementarios que toda terapia organizacional de choque requiere. Como en el cuerpo humano, cualquier intervención desencadena reacciones sucesivas en el sistema; y si esas reacciones fallan, la terapia no consigue el efecto deseado. Incluso, a veces, puede traer perniciosas consecuencias imprevistas. 2.Suelen preferir el lanzamiento de proyectos que inciden sobre un único tema, grande y visible, antes que hacerlo sobre una combinación de pequeñas iniciativas, más pequeñas y modestas. Los modelos de gestión no tienen éxito si pretenden basarse en un único elemento, en una especie de receta mágica. No hay recetas mágicas. O si que las hay, pero éstas no se basan en un único condimento, sino en la combinación de una serie de ellos, entre los que hay algunos que no pueden faltar.