A veces creemos que las grandes empresas son infalibles; que sus ambiciosos y extraordinariamente bien pagados directivos, apoyados por agresivos y glamorosos consultores, son más inteligentes que la gente ordinaria, y que no se equivocan nunca.
Las grandes empresas también la pifian
A veces creemos que las grandes empresas son infalibles; que sus ambiciosos y extraordinariamente bien pagados directivos, apoyados por agresivos y glamorosos consultores, son más inteligentes que la gente ordinaria, y que no se equivocan nunca.